El dolor de cuello puede surgir como consecuencia de una lesión traumática, por ejemplo, tras un accidente de tráfico (latigazo cervical), o ser de origen no traumático, común en trabajadores de oficina. Los signos, síntomas y las propuestas de tratamiento no son tan diferentes en un caso u otro, pero hay que destacar que el primer grupo reporta niveles más altos de dolor, discapacidad, mayor angustia psicológica, mayor hiperalgesia e hipostesia y tienen peores resultados en el seguimiento.
En esta clase, dirigida por Clara Bergé, podrás revisar ejercicios en donde ayudar al paciente a controlar su dolor, restablecer la movilidad articular, mejorar la propiocepción y coordinación (ojo, cuello, mano) y recuperar la funcionalidad