La mayoría de las pruebas que existen para objetivar las alteraciones sensoriales o motoras que pueden observarse tras un esguince de tobillo, se dice que evalúan la propiocepción, pero en realidad evalúan la somasosensación o el control motor. Es necesario explicar ambos conceptos y entender esta terminología.
El esguince de tobillo es una de las lesiones musculoesqueléticas más frecuentes y genera cambios a medio y largo plazo relacionados con la pérdida de capacidad funcional e inestabilidad subjetiva. Existiría un rol importante debido a déficits sensoriomotores.
Esta revisión trata de identificar cuáles son las pruebas más válidas, fiables, sensibles y útiles clínicamente para evaluar la función del tobillo y el impacto en los déficits sensoriomotores o en el control motor.
Puntos clave
- SEBT, el umbral de percepción del movimiento pasivo (TPPM) y el sentido del posicionamiento (JPS) son pruebas válidas que pueden discriminar entre tobillos estables e inestables.
- SEBT es la prueba más válida, fiable y sensible en lo que respecta al control motor del participante, mientras que JPS y TPPM son válidas y alternativas evaluando la somatosensación.